01 Jun La importancia de casarte con alguien como tú
Frecuentemente escuchamos que el matrimonio es una segunda educación, pues ciertamente al empezar a vivir con alguien nos re-educamos en ciertas normas de convivencia para poder tener armonía en nuestro nuevo hogar, sin embargo, pensando esto, muchas veces pensamos que una vez que nos casemos nuestra pareja dejará de lado actitudes y costumbres arraigadas en su familia de origen que no nos gustan y esto no es así.
Puede ser que dentro de nuestro matrimonio cada uno logre dejar ciertos patrones de conducta detrás de la puerta, pero finalmente, hay cosas que forman parte de nuestra personalidad, de lo que conocemos y de lo que a lo largo de la vida hemos aprendido.
Cuando dos personas son educadas en el mismo contexto, es más probable que sus personalidades sean más compatibles y que ambos busquen lo mismo dado que aspiran en la misma dirección; cuando los esposos vienen de ambientes radicalmente opuestos, será muy difícil que se adapten y con el tiempo habrá discrepancias hasta en la manera de educar a los hijos, lo que hará la convivencia insufrible.
Por ejemplo: si tú vienes de un ambiente extremadamente católico y tu espos@ practica la religión de una manera más “social”, cada domingo tendrán problemas por ver si van a misa o no; si tú vienes de un ambiente en el cual la mujer tiene libertad para desarrollarse personal y profesionalmente pero tu pareja es más bien machista, será muy difícil que puedan asumir roles y dividir responsabilidades de una manera sana que a ambos les haga felices; si tú vienes de una familia muégano guiada por un patriarca, pero tu espos@ viene de una familia donde se fomenta que cada quien tome sus propias decisiones, tendrán muchos problemas porque al querer hacer un proyecto juntos tu irás a pedirle permiso a tu papá antes de construir en tu nuevo matrimonio…
El entorno en el que nuestra familia nos educa nos marca en todos los aspectos de nuestra personalidad: afectivo, psicológico, económico, aspiracional… por lo tanto, es indispensable que antes de plantearnos matrimonio con alguien valoremos si esa persona -y su entorno- en verdad tiene los elementos necesarios para construir una familia con nosotros; pues cada pareja requiere ingredientes diferentes.
Aferrarnos a algo que sabemos que no nos cuadra, que no va con nosotros o que no nos hace bien, implica una profunda inmadurez canónica. Por lo tanto, si te casaste con alguien con quien no eres compatible en la esencia, lo importante de la vida, es altamente probable que en tu matrimonio exista una causal de nulidad.