Muchas personas creen que el hecho de no tener hijos facilita un juicio de nulidad de matrimonio, pero no es así.

La imposibilidad para procrear suele ser motivo de muchísima tristeza en una pareja sin embargo no es sinónimo de un matrimonio nulo. 

La naturaleza del matrimonio y las leyes de la Iglesia señalan que el matrimonio “debe estar abierto a la vida”; es decir, que los esposos deben considerar la posibilidad que existe de procrear derivado de tener relaciones sexuales, pero si esto no sucediera por razones naturales -sin que medie ningún tipo de anticonceptivo-, el matrimonio sigue siendo válido. 

Que el matrimonio contemple la posibilidad de la prole no quiere decir que no poder tenerla obligue a los esposos a agotar todo método externo/alternativo que exista; la nulidad en este caso radica en la intención y no es lo mismo no poder, que no querer. 

Aun así, existen muchas razones por las que un matrimonio puede declararse nulo. 

Si tú o alguien que conoces tiene dudas acerca de la validez de su vínculo, ¡contáctanos! Podemos asesorarte