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Adicción a la pornografía

La sexualidad en el matrimonio es el culmen de la unión de la pareja; la entrega total de todo el cuerpo para conformar una sola alma, por lo que, de no lograr que los encuentros sean placenteros, en lo físico y espiritual y, por lo tanto unitivos, la sexualidad romperá lo más íntimo de la pareja desde la raíz. 

 

Vivimos en una era en la que el sexo ha dejado de ser un tabú, llevando a la sociedad al extremo de pensar que cualquier deseo debe ser satisfecho, sin importar el precio. Por un lado la liberalidad sexual y por el otro, el avance de las tecnologías, han logrado que mundos como el de la pornografía estén, en todas sus modalidades, al alcance de un solo click. 

La pornografía lleva a quien la consume a idealizar situaciones irreales e inalcanzables, no solo como estereotipos de belleza sino como estereotipos de disfrute que caen en la degeneración; está comprobado que muchos hombres que consumen este tipo de imágenes de manera regular asocian el placer femenino con la humillación, la denigración de la mujer y la violación.

Así mismo, es necesario resaltar que los niveles de dopamina que generan este tipo de imágenes, proporcionan más placer que un acto sexual normal con la pareja y que, el efecto de esta “droga” -dopamina-, es mucho más prolongado que el que produce el consumo de cocaína, lo que genera que la adicción sea cada vez más fuerte y por lo mismo se requiera que el tipo de pornografía que se busca, tenga una carga sexual mucho mayor, que sea más “hard core”.

 

Pero, ¿cómo afecta esto al matrimonio? 

 

El primer efecto será que se deje de desear a la pareja y la intimidad del acto sexual con ésta; aunque esto es más notorio en el hombre, le sucede también a la mujer, que por lo general consume pornografía leída, más que visual.

 

Los siguientes efectos, que se harán más presentes conforme la dependencia sea mayor, consistirán en aumento de la apatía, mal humor, depresión, falta de control de impulsos, incapacidad de concentración, ausencia de libido y disminución de la actividad del lóbulo frontal, encargado del buen juicio, capacidad de compromiso y reorientación, sano razonamiento y cuestiones conductuales -entre otras-, en quien es adicto a la pornografía.

 

Así las cosas, la persona con la adicción, se comporta como un verdadero incapaz para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio, pues esta problemática, que va más allá de una ideología moral, imposibilita las personas para el acto de donación y aceptación que implica un verdadero matrimonio.

 

Si tú estuviste casad@ con una persona que padece esta problemática, lo más probable es que tu matrimonio pueda ser nulo.

 

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