08 Jun La sexualidad como ingrediente base del matrimonio
Desde el momento en que sabemos que el matrimonio se consuma, después de la ceremonia, con la primer relación sexual llevada a cabo de modo humano entre los esposos, podemos deducir que la cuestión sexual es determinante en cualquier matrimonio.
Ya en otras ocasiones hemos comentado que el consentimiento matrimonial implica una total aceptación y donación para con el otro; por lo tanto, al ser los seres humanos una dualidad de cuerpo y alma, esa entrega total implica también la cuestión física, o sea la sexual.
Es necesario alejarnos de la idea medieval que señala el débito conyugal como una obligación de la mujer para con el hombre, pues sobre todo a raíz del Concilio Vaticano II, se ha insistido en el hecho de que la sexualidad, más que una “obligación obligada”, es una “necesidad complementaria” entre la pareja –a partes iguales- y, por lo mismo, un requisito indispensable para cualquier matrimonio válido.
Si se supone que los esposos están enamorados y los enamorados se desean, la falta de actividad sexual en un matrimonio es sinónimo de que algo anda muy mal, pues quienes se desean buscan la unión –carnal- y la entrega, la unión en una caro: la unión en una sola alma a través de la unión del cuerpo.
Por más que muchos quieran excusarse bajo la idea de que con el tiempo “la magia se muere” o, “la pasión se acaba”, la realidad es que salvo causa grave, un matrimonio que no tiene relaciones sexuales no es un matrimonio normal.
Evidentemente los compromisos del día a día impiden que las parejas puedan tener intimidad todo el día todos los días, pero, rehuir a la vida sexual en el matrimonio, implica un desagrado profundo hacia el otro, ya sea por cuestiones físicas o psicológicas de fondo.
Hay parejas que aunque no lo dicen, no solo no disfrutan estar con su pareja, sino que su sabor, olor y humor les repele incluso llegando a darles asco, lo cual es un síntoma de un profundo rechazo al otro… Hay parejas que jamás logran a alcanzar un pleno disfrute en el ámbito sexual, lo cual es síntoma de una pésima comunicación… Hay parejas en las que uno incita a prácticas que el otro rechaza, lo cual puede ser un síntoma de una profunda falta de respeto… Hay parejas que pasan años sin compartir esta faceta de la vida, lo cual es evidencia clara de que ahí, no hay matrimonio.
Si bien en cierto que a veces esta problemática puede tratarse con ayuda de psicólogos, psiquiatras o bien terapeutas sexólogos, lo primero que se requiere para solucionar el problema es la intención de ambas partes y si ésta falta al menos el alguno de ellos, es altamente probable que el matrimonio no tenga solución pues implica que el rechazo a la pareja es un rechazo a su esencia, a su ser completo…
Si tú estas o estuviste en un matrimonio así, hay muchas probabilidades de que tu unión pueda ser declarada nula. Contáctanos, ¡podemos ayudarte!