fbpx

¿Puedo anular mi matrimonio?

Mucha gente se pregunta por qué se puede anular un matrimonio, incluso cuando las personas llevan muchos años de casados y tienen hijos.

“Porque pagan”, “porque tienen palancas” o, “porque son famosos” son algunas de las explicaciones que con más frecuencia escucho. Sin embargo la realidad no es así.

En realidad, obtener una Declaración de Nulidad de Matrimonio es un proceso difícil y largo, pero, que también es accesible a todo el mundo.

Declarar un matrimonio nulo, es el resultado de un proceso en el cual se estudia el “sí acepto” de dos personas determinadas en un momento determinado.

Es decir, otorgar el consentimiento para casarse con alguien, no es sólo decirlo en fuerte, frente a un sacerdote en una iglesia llena de personas. Es sí decir las palabras, pero también estar consciente de qué es lo que se está comprometiendo: “todo mi yo” y “todo mi tú”, nos comprometemos plenamente conscientes de que queremos casarnos “yo contigo” y “tú conmigo”; conscientes de quienes somos los dos, de qué queremos el uno del otro, y de que tenemos la capacidad física, intelectiva, y voluntad mínima que la Iglesia requiere para podernos obligar a ese matrimonio que es para toda la vida.

Lo que se estudia en un Tribunal Eclesiástico, que por cierto cada región tiene el suyo, es cómo llegaron esas dos personas al día de su boda: cómo fueron formados en su casa, qué tipo de noviazgo llevaron, cuál era su verdadera voluntad al casarse, si estaban conscientes de lo que implicaba ese compromiso para toda la vida, si tenían la voluntad de quererlo y sobretodo si tenían la capacidad de llevarlo a cabo, tanto al momento de la boda, como en la futura convivencia conyugal.

Una persona esta formada por distintas dimensiones: física, mental y espiritual. Si alguna de ellas falla, es imposible que uno se comprometa en matrimonio para toda la vida; por ejemplo: una persona adicta a los narcóticos que altera su estado de conciencia. También es imposible contraer matrimonio, si la voluntad de casarse es incompatible con lo que es en realidad el matrimonio; por ejemplo: una persona que se casa con el propósito de prostituir a su cónyuge.

No es una cuestión de si fue un matrimonio feliz o infeliz, es descubrir si se reunieron los requisitos necesarios para que en efecto sea considerado matrimonio.

Actualmente existe un abanico de causales por las cuales se puede estudiar un “sí acepto” y determinar si el matrimonio fue válido o no. No es necesario ir a Roma, ni tampoco que el Papa lo declare nulo en persona. Todo aquel que tenga dudas acerca de la validez de su matrimonio tiene derecho a iniciar ese tipo de procesos y bien, salir de duda, o quedar libre de un lazo que en realidad jamás existió porque nunca “valió”.